Las precarias condiciones de infraestructura del cerro, las restricciones que implica su condición legal de Monumento Natural y la conciencia ciudadana de la fragilidad de su sistema ecológico han resultado en una constante tensión respecto de cómo abordar su intervención.
Su declaratoria de monumento Natural lo ha mantenido como la gran reserva natural de la ciudad, pero también ha impedido eventualmente el desarrollo de actividades y programas acerquen a la ciudad a este inmenso recurso natural y también que éste entregue a la ciudad un mayor valor turístico y protagonismo en la fisonomía urbana de la ciudad de Temuco.